- Alta calidad. Aquí se encuentra el éxito de los alimentos de quinta gama. Se utilizan materias primas de primera calidad en todo el proceso de elaboración, sin conservantes ni aditivos. Su tratamiento térmico basado en alta tecnología culinaria permite la eliminación total de posibles microorganismos al tiempo que mantiene las propiedades nutricionales y organolépticas de los alimentos (textura, aroma y sabor). Por eso es tan difícil distinguirlos de los hechos recién hechos.
- Rapidez. Los alimentos de quinta gama sólo necesitan ser terminados en microondas, freidora, horno, plancha, baño maría, olla o una sartén en escasos minutos. De esta forma podemos servir el plato de forma rápida y sencilla al comensal.
- Mínima manipulación. Los alimentos de quinta gama permiten reducir la manipulación tanto de alimentos como de utensilios, por lo que se reduce el tiempo de cocinado.
- Mayor seguridad alimentaria. Al reducirse la manipulación de alimentos, las situaciones proclives a la contaminación cruzada se reducen, por lo que la seguridad alimentaria es mayor y por tanto se minimizan los riesgos de toxinfecciones alimentarias. También la conservación mediante el envasado al vacío reduce la posibilidad de contaminación cruzada con otros alimentos durante el almacenamiento, al estar etiquetados se identifican fácilmente los ingredientes y posibles alérgenos que tiene cada plato y así mantener a la clientela informada ante cualquier intolerancia o alergia alimentaria.
- Mejor gestión de caducidades y residuos. Los alimentos de quinta gama pueden conservarse durante más tiempo que los alimentos 100% frescos y controlar mejor cuando dejan de ser aptos, al ser conservados mediante técnicas que permiten predecir mejor la vida útil y prestar especial atención al etiquetado.
- Menos gasto. Con los productos de quinta gama se consigue un control total sobre el coste de realización de los platos en diferentes factores: reducción consumo agua y electricidad en las diferentes operaciones de manipulación de alimentos (lavado, cocción, etc.), no tener necesidad de incorporar personal extra para llevar a cabo acciones simultáneas que se eviten, más tiempo de conservación de los alimentos (y así menos desperdicio), entre otros.